miércoles, 14 de noviembre de 2012

One Flew Over the Cuckoo's Nest


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Atrapado sin salida

Por: Leidy Lorena Sánchez S
  1. Signos y síntomas identificados en la película.

R.P. McMurphy, es un hombre, adulto, de apariencia normal, con vestuario informal y adecuado para la época en la que se desarrolla la película (1963), y que a pesar de estar en un hospital psiquiátrico, utiliza la mayor parte del tiempo su ropa; tiene una buena apariencia personal y se observa aseado, a diferencia de los demás pacientes, que se tornan descuidados y enfermos.  En el trascurso de la película, su aspecto personal se va deteriorando, descuidando  su apariencia  general y observándose cada vez más cansado y enfermo.
Se encuentra alerta y es capaz de responder adecuadamente a los estímulos del ambiente  (inclusive después de los electrochoques)  pudiendo  crear  sus planes de fuga con todos los recursos que capta de su medio.  No obstante y por obvias razones, su alerta se pierde luego de la lobotomía, ya que no responde al llamado ni a los movimientos, y queda en duda si respondería a estímulos dolorosos. 
Establece un adecuado contacto visual con las demás personas, pero tiende a perderlo en las entrevistas,  quizá por desinterés;  luego de la lobotomía, pierde dicho contacto, al perder la conexión con el medio externo.
La actitud de McMurphy  frente a sus compañeros es de amistad, aunque a veces tiende al egoísmo; con respecto a la enfermera, la actitud es básicamente de odio y agresividad.
En cuanto a su conducta motora, se puede decir que es adecuada y no presenta movimientos involuntarios; coordina adecuadamente sus movimientos y tiene una actitud postural normal. Luego de la lobotomía, debido a la pérdida de la función ejecutiva, no realiza movimientos voluntarios,   aunque su aparato motor esté conservado ya que camina con los enfermeros.
R.P. al llegar al hospital se encuentra ubicado en persona, tiempo y espacio;  y en cuanto a su afecto, se observa eutímico, aunque su estado en muchas ocasiones es eufórico, expresando éste afecto a través de su gestos y movimientos corporales más enérgicos y por medio de expresiones verbales; en dichos momentos pareciera vivir una fiesta interior, queriendo celebrarlo todo e intentando contagiar a los demás con su alegría, aunque ésta empieza a declinar con el paso de los días, al darse cuenta de   que la situación en la que se encuentra no es un juego, sino una realidad,  que además busca aplacar su euforia; por tal motivo, al final de la película se observa con hipotimia, desesperanza y preocupación.
Además, suele tornarse irritable, especialmente cuando los demás no hacen las cosas como él desea y tiende también a involucrarse  en peleas. Vale resaltar, que dentro de los motivos que lo hicieron encarcelar y posteriormente hospitalizar, está  su historia repetitiva de agresividad, que se precipita de manera exagerada frente a ciertos actos de la enfermera.
Su atención es adecuada (euprosexia), de modo tal que es capaz de establecer una apropiada conexión con el medio ambiente y  puede elegir del mismo los estímulos relevantes, de hecho, tiene una gran capacidad para seleccionar  los elementos que más le interesan, como ocurre cuando desea escapar.
Cabe resaltar que durante las entrevistas con el señor que lleva su caso y durante las terapias, se muestra algo desconcentrado, cambiando el tema de conversación y evitando el contacto visual  con los interlocutores, pero más que tratarse de  disprosexia considero que es desinterés en los temas desarrollados, a lo que se le suma su tendencia a aburrirse con facilidad. Con respecto a éste último punto, McMurphy  busca constantemente algo en que distraerse, se aburre en la monotonía y necesita actividades enérgicas para sentirse bien (ver fútbol, ir  a pescar, hacer fiestas, etc.) y en ocasiones no le importan las consecuencias, sólo  complacer sus deseos.
R.P. tiene un pensamiento con contenido adecuado  y en cuanto a su  curso, se puede decir que maneja un lenguaje fluido, claro y coherente, aunque en ocasiones tiende a la irrelevancia (especialmente al dialogar con las figuras de autoridad), pero se debe más a su egocentrismo, su desinterés y deseos de “disgustar” a ciertas personas que a un trastorno verdadero del lenguaje, ya que si se le presiona, puede comunicarse adecuadamente, tal como lo hace con sus compañeros. 
En cuanto a la sensopercepción, R.P. no presenta ninguna alteración evidente y con respecto a su memoria, tanto anterógrada como retrógrada están conservadas.
Por otro lado, se puede decir que es una persona inteligente, lo cual se deduce  de su comportamiento e ideas, ya que planeaba sus huidas de manera adecuada, emplea de manera estratégica su lenguaje para obtener lo que desea y es capaz de interpretar refranes, entre otros. 
Su introspección parece ser poca, pues si bien  reconoce  lo que ha hecho (pelear, violar, etc.) no lo asume como un problema y justifica sus actos con bromas; así mismo, aunque no hace mención explícita de ello, su prospección se encuentra afectada,  pues planea su futuro basado en sus pensamientos actuales de libertad y poco cumplimiento de las normas, y pareciera que al salir del hospital llevará el mismo estilo de vida que hasta ahora ha llevado.
Es importante mencionar que R.P. es un personaje que le gusta llamar la atención,  ser quien dirige las actividades que realiza con sus compañero y  manipular a los demás para obtener beneficios, además pareciera que no le importara los asuntos de los otros; sin embargo, ésta actitud va cambiando a medida que crea un lazo afectivo con ellos, tornándose más comprensivo, tolerante y preocupándose por el  bienestar de sus ahora amigos (a pesar de querer lograrlo de manera irresponsable). 
Igualmente, se le hace difícil cumplir reglas, seguir las normas y respetar la moral, y aunque conoce las consecuencias de sus actos pareciera que no le importaran y que prevaleciera ante todo su libertad y felicidad. Además, tiende al engaño para conseguir algunos de sus objetivos (conseguir un yate, no tomar la medicina, etc.). Así pues, en ocasiones puede actuar siguiendo las normas, como ocurrió cuando quiso ver el partido en la televisión y pudo solicitarlo de manera adecuada; sin embargo, la tendencia es a que éstas situaciones se le salgan de las manos y termine infringiendo alguna norma, que para la época y en el contexto en el cual se desarrolla, tienden a ser exageradas. 
  1. Síndromes clínicos identificados a partir de los signos y síntomas.
Teniendo en cuenta los signos y síntomas de McMurphy, se puede concluir que él  presenta un trastorno antisocial de la personalidad, ya que entre otras cosas,  se le hace difícil adaptarse a las normas sociales, evidenciado en continuos arrestos por agresividad  y por una violación;  recurre frecuentemente al engaño; no  cumple con su trabajo en la cárcel; es impulsivo y en la mayoría de ocasiones  es incapaz de medir las consecuencias de sus actos y asumirlas;  además de otros aspectos anteriormente expuestos.  No obstante, es  necesario verificar la historia de trastorno disocial de la personalidad, condición necesaria para diagnosticar este trastorno. 
Así pues, R.P  cumple con criterios para el diagnóstico de trastorno antisocial de la personalidad, pero vale la pena  resaltar que éste se caracteriza también por falta de remordimiento y sobre todo de empatía, que si bien es algo que McMurphy  presenta al inicio de la película, tiende a cambiar durante el desarrollo de la misma, ya que siente afecto por sus compañeros y se ve afectado por sus problemas, se preocupa por ellos y cuando Billy va a ser juzgado expresa  remordimiento por lo hecho y manifiesta tristeza y rabia luego de que aquel muere.
  1. Diagnóstico diferencial.
El diagnóstico diferencial del trastorno antisocial se debe realizar básicamente con los otros trastornos de la personalidad del grupo B. Así pues, en el trastorno narcisista de la personalidad encontramos también poca empatía, poca sinceridad y  manipulación, aunque éste trastorno no incluye la agresividad,  la impulsividad y las conductas delictivas del trastorno antisocial.
Con el trastorno histriónico de la personalidad comparten la impulsividad, la imprudencia, la necesidad de buscar sensaciones nuevas y la manipulación, aunque las personas que presentan éste trastorno no tiene conductas antisociales y son manipuladores para  llamar la atención, mientras que el antisocial lo hace para obtener beneficios materiales, lograr poder, etc; además, estos últimos no muestra autodramatización, teatralidad, exagerada expresión emocional ni son tan sugestionables como los primeros.
Y con respecto al trastorno límite de la personalidad, comparte la impulsividad potencialmente dañina, la ira inapropiada y  la manipulación, pero  las personas con trastorno antisocial no son tan lábiles emocionalemente, no presentan intentos frenéticos para evitar el abandono y tienen una autoimagen menos inestable.

  1. Elabore un texto corto que recoja sus reflexiones acerca de la película y su relación con los hallazgos psicopatológicos antes descritos.
Analizar el caso de McMurphy me ha parecido algo emocionante pero a la vez complicado, ya que ha sido difícil encasillarlo en un síndrome específico, pues si olvidamos sus antecedentes personales (que son claves) y empezamos a observarlo desde su ingreso al hospital, me atrevería a pensar que es un hombre dentro de los límites de lo normal, que no es conformista y que lucha contra un sistema que dirige la vida de los pacientes de manera injusticia y arbitraria; pues me pregunto ¿una persona normal, viviendo en tales condiciones y asumiendo con impotencia y sumisión lo que aquel sistema le dicta, pudiera conservarse cuerdo, pacífico  y no terminaría reaccionando como él lo hizo ante la violación de su dignidad y la de sus amigos?; considero entonces, que si bien tiene trastornos de base, las condiciones del hospital precipitan conductas que distan de lo humanamente aceptable. 
Por otro lado, considero que la película es un llamado a la reflexión, ya que nos muestra ese lado humano del “paciente psiquiátrico” que si bien tiene problemas, sigue siendo una persona, sigue soñando, sigue viviendo; pues muchas veces en el ejercicio de la medicina olvidamos esto y nos limitamos a tratar enfermedades sin importar el bienestar de las personas y lo que para ellos es la felicidad. Además, nos invita a recordar que más allá del desarrollo de la ciencia, es importante considerar la ética y el respeto por la dignidad humana, y a reconocer el punto a partir del cual dejamos de servir a las personas para servir a la ciencia, como ha ocurrido en la historia de la Medicina, especialmente cuando se habla de procedimientos como la lobotomía.